domingo, 31 de enero de 2016

Desempleo juvenil: ninis y las pruebas PISA

La población de América Latina y el Caribe se estima en 630 millones de habitantes en el 2015; representamos el 8,6 % de la población mundial. Los jóvenes entre 15 y 24 años de edad corresponden al 17,3 % de esa población, que equivalen aproximadamente a 110 millones de jóvenes. Estos jóvenes representan una fortaleza para el crecimiento económico y social del continente, siempre que se les garanticen condiciones adecuadas para su desarrollo personal y profesional.

Este grupo de la población es afectado especialmente por la falta de ocupación. Se estima (según la CEPAL) que en América Latina y el Caribe el 14,7 % de los jóvenes entre 15 y 24 años ni trabajaba ni estudiaba en el año 2013; son los denominados ninis, que equivalen así a cerca de 16 millones de jóvenes (un estudio reciente del Banco Mundial estima que son 20,8 millones de ninis en América Latina y el Caribe en el 2015). En Colombia la tasa de desempleo para este grupo de jóvenes entre 15 y 24 años de edad fue del 21,3 % para el año 2013 (según la CEPAL), que equivalen aproximadamente a entre 1,6 y 1,8 millones de jóvenes que no trabajaban ni estudiaban en ese año.

La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OECD, por sus siglas en inglés) lleva a cabo desde el año 2000 el programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos, PISA (por sus siglas en inglés), mediante pruebas que buscan evaluar lo que los alumnos de 15 años de edad saben y lo que pueden hacer con ese conocimiento. Los resultados más recientes corresponden a las pruebas realizadas en el año 2012

Es por ello importante comparar directamente las tasas de ninis (con información de la Organización Internacional del Trabajo, ILO por sus siglas en inglés) y los resultados en las pruebas PISA (ver la Figura 1). Los países con los mejores resultados en PISA son de Asia. El mayor puntaje promedio (de 588 puntos) lo obtiene Shanghái (China), para las tres áreas que componenen las pruebas (matemáticas, 613; lectura, 570 y ciencias, 580). Para Singapur, Japón y Corea los resultados en PISA son superiores al 90 % (del puntaje obtenido por Shanghái) y las tasas de ninis son menores al 10 % (para este grupo de países). Aquí se detecta una correlación directa entre los altos resultados en PISA y las bajas tasas de ninis.  En países como Alemania, Suiza, Austria e Israel, las tasas de ninis son también menores al 10 %  y sus resultados (promedio) en PISA se ubican entre el 80 y el 90 % del máximo puntaje.

Otro grupo de países entre los que se encuentran Finlandia (¡la potencia educativa europea!), Reino Unido, Bélgica y Francia presentan tasas de ninis superiores al 20 %, aunque obtienen resultados en PISA similares o superiores a los del grupo anterior de países. La situación se hace más extrema si se consideran países como Portugal, Italia, España y Grecia, con resultados en las pruebas PISA en el intervalo entre 80 y 90 % pero con tasas de ninis entre el 40 y el 60 %.  En América Latina, México presenta una tasa baja de ninis de 9,2 %; para Brasil, Chile y Colombia es del orden del 18 %; los cuatro países con resultados en PISA apreciablemente inferiores a los de los países anteriores. Estos resultados indican que para una gran diversidad de países, con economías en diferentes estados de desarrollo, altos resultados en PISA no garantizan bajas tasas de ninis.

La disminución de las tasas de ninis en América Latina corresponde a un problema de políticas públicas, que involucra a los sistemas productivo y educativo conjuntamente. En Colombia, la predilección de los jóvenes y el fomento preferencial que se ha dado para su ingreso al sistema universitario conduce a desbalances en la fuerza laboral. Los jóvenes reciben cualificaciones diferentes a las que se requieren o pueden desempeñar en la situación social y económica específica. Esto les genera dificultades para ubicarse laboralmente y lograr la estabilidad económica en sus regiones de origen (muchos jóvenes cualificados han migrado de Grecia y España a otros países de la Unión Europea, por ejemplo). 

Este tipo de situaciones son las que conducen a cuestionar el afán exclusivamente de eficiencia, centrado en la obtención de mejores resultados en pruebas como PISA, a incrementar per se las tasas de cobertura universitaria en el país o mejorar la figuración en rankings universitarios internacionales. Detrás de ese afán se ignoran las expectativas de vida de millones de jóvenes colombianos, que tanto como los 'pilos' merecen tener acceso con equidad a las oportunidades para su desarrollo individual y profesional. La discusión y avance del proyecto presentado en julio de 2015 por el Ministerio de Educación Nacional para establecer la política pública del Sistema Nacional de Educación Terciaria son importantes y urgentes (por ahora sólo se puede consultar una página web).

Figura 1: Comparación para diversos países entre los resultados en las pruebas PISA 2012 (línea con marcadores) y las tasas de jóvenes entre 15 y 24 años (barras), que ni estudiaban ni trabajaban en el año 2013 [fuente de información: ILO, UN]

sábado, 23 de enero de 2016

Rankings: las tablas de las ligas universitarias

Recuerdo hoy con un poco de horror los exámenes del colegio que exigían repetir de memoria contenidos específicos. No muy diferente fue la experiencia en mi formación univeristaria en el pregrado en ingeniería. A pesar de la necesidad de esas evaluaciones para otorgar la aprobación de cursos y carreras, sus métodos y objetivos son cuestionables en muchas ocasiones; reflejan, eso sí, la filosofía vigente del sistema educativo.

En las escuelas y colegios ha sido habitual la publicación de las listas del desempeño de los estudiantes según el orden de sus promedios de notas. A nivel nacional ese papel lo cumplen hoy la serie de pruebas 'Saber' del ICFES; a nivel internacional es la función de las pruebas PISA. También se tienen clasificaciones de colegios según su rendimiento. Los rankings universitarios pretenden ser 'exámenes institucionales'; clasifican a las universidades mediante criterios e indicadores con objetivos de medición determinados. De la profusión de rankings de la última década se ha popularizado el uso de tres de ellos: 'Academic Ranking of World Universities - ARWU' (ranking de Shangai), 'The Times Higher Education World University Rankings - THE' y 'QS University Rankings', que evalúan globalmente el desempeño de las universidades a través de indicadores para sus principales funciones asociadas a enseñanza, investigación, transferencia de conocimiento y proyección internacional. En la Tabla 1 se presentan los criterios empleados por estos tres rankings para establecer sus clasificaciones.

En el ranking ARWU nunca ha aparecido ninguna universidad colombiana entre las primeras 500 (en los criterios del ranking no se tienen en cuenta valores para encuestas de reputación). En el THE ha aparecido la Universidad de los Andes (en el año 2013, en el intervalo entre 351 a 400; en los años 2014 y 2015, entre 251 a 275). En esos años se utilizó como base de datos bibliográfica la proporcionada por Thomson Reuters; para la evaluación del año 2015-2016 se realizaron ajustes en la metodología de medición y se cambió a usar la base de datos de Scopus (Elsevier), quedando clasificada la Universidad de los Andes en el intervalo entre 501 a 600 y la Universidad de Antioquia entre 601 a 800; no figuran más universidades colombianas. En el ranking THE el valor de las encuestas de reputación es del 33 % del total. En el ranking QS ha habido una mayor participación por parte de universidades colombianas en sus mediciones anuales; en este ranking tiene un peso del 50% la evaluación de la reputación, que se realiza mediante encuestas (para pares académicos y para empleadores). En su clasificación vigente para el año 2015-2016 aparecen la Universidad de los Andes en la posición 283 y la Universidad Nacional de Colombia en la 290. En función del incremento del valor de los factores subjetivos de evaluación (las encuestas), crece levemente la presencia de algunas universidades colombianas en los tres rankings mencionados.

La función de evaluación que cumplen los rankings es necesaria; corresponde parcialmente a la rendición de cuentas ante la sociedad por lo que hacen. También sirven como insumo a los futuros estudiantes para la selección de su carrera y universidad al proveer información importante sobre el desempeño específico por áreas de conocimiento y las ciudades donde se ubican (como el ranking CHE elaborado por el semanario alemán Die Zeit).

Simultáneamente con esas funciones, los rankings universitarios han sido cuestionados muchas veces por la selección arbitraria de los criterios y los pesos que asignan en las evaluaciones que realizan. No están excentos de sesgos y en ocasiones representan intereses comerciales (quizá legítimos pero no develados). No es posible que un único valor numérico pueda representar la diversidad de instituciones de educación superior, sus objetivos, funciones, servicios y, sobre todo, el contexto social y económico en el que se desempeñan. Por eso mismo se han hecho populares los rankings: son sencillos de elaborar y ejercen una gran influencia social y en el direccionamiento de políticas públicas para el financiamiento de la educación superior (ahora también se usan para politiquear). Son las 'tablas de juego de las ligas universitarias'.

Las universidades latinoamericanas no pueden ignorar los rankings universitarios internacionales. Tampoco se pueden convertir en su objetivo de trabajo. Las condiciones sociales y económicas en nuestros países le imponen retos y exigencias específicas al sistema universitario. Latinoamérica es, económicamente, la región más desigual del planeta. Además tiene problemas de cobertura educativa: en promedio, más de cinco de cada diez latinoamericanos no acceden a la educación superior. ¿Solucionaremos eso en Colombia con una o dos universidades bien 'pilas' entre las 100 primeras de alguno de esos rankings?

Tabla 1: Rankings universitarios internacionales más populares y sus criterios de medición. Para el ranking QS se indican entre paréntesis los valores utilizados para los criterios de su medición regional en América Latina. Fuentes de información: ARWU; THE y QS; consulta en agosto de 2015.

domingo, 17 de enero de 2016

¿En qué áreas tecnológicas se patenta en Colombia?

La generación de patentes en el país es muy baja (5 patentes por millón de habitantes), sin embargo, dar una mirada a la distribución de las solicitudes de patente puede ayudar a identificar áreas de actividad relevantes para el país.

La Organización Mundial para la Propiedad Intelectual (OMPI) establece una tabla de concordancia con la Clasificación Internacional de Patentes (CIP) con 35 sectores tecnológicos y varias áreas asociadas a ellos. El desempeño para las solicitudes de patente publicadas en las principales áreas tecnológicas en el país se presenta para Colombia (información según el origen del solicitante) en la Figura 1 y para no residentes en el país (según la información de la oficina de solicitud) en la Figura 2 para los períodos de 1996 a 2013; de 2009 a 2013 y para el año 2013 [1].

La tecnología médica (que corresponde a una de las áreas de la OMPI para el sector No. 13 de instrumentos) presenta la mayor cantidad de solicitudes de patente de Colombia publicadas en el período de 1996 al 2013. Esta área cubre desarrollos de alta tecnologí a y otros menos sofisticados como instrumentos de masaje, de terapia y vendajes, entre muchos otros. Se destaca también el área de la ingeniería civil, que corresponde al sector No. 35 de la OMPI (otros sectores) y cubre de manera genérica la construcción de carreteras y edificaciones (y sus componentes) y una parte específica se refiere a la minería. El sector genérico de la química comprende varias áreas destacadas para el país como la química de materiales (área No. 19), química de alimentos  (área No. 18), productos farmacéuticos (área No. 16), la ingenierí a química (área No. 23) y la biotecnología (área No. 15); en el año 2013 se ubica entre las diez áreas principales la correspondiente a los productos orgánicos elaborados ( área No. 14). 

Figura 1: Principales áreas tecnológicas para las solicitudes de patentes publicadas según el origen del solicitante (conteo equivalente) para Colombia. Fuente de la información: WIPO.


En relación a las solicitudes de patente publicadas en Colombia por parte de no residentes en el país (corresponden principalmente a empresas multinacionales), las áreas de productos farmacéuticos; productos orgánicos elaborados (una gran proporción de estos productos se refiere a productos farmacéuticos por lo que se genera un entrecruzamiento entre estas dos áreas) y la química de materiales (básicamente se refiere a productos químicos de producción masiva como herbicidas, fertilizantes, pinturas, petróleo, gas y lubricantes) representan desde 1996 a la fecha aproximadamente el 50% de las solicitudes de patente publicadas en Colombia por parte de no residentes. Esas tres áreas pertenecen al sector genérico de la química. Otras áreas como la ingeniería civil han aumentado su participación porcentual en los últimos años, alcanzando el 6,2% en el 2013; también se destacan las áreas de la biotecnología (que representa un área transversal y tiene un entrecruzamiento alto con el área de productos farmacéuticos) y la tecnología médica.

Figura 2: Principales áreas tecnológicas para las solicitudes de patentes publicadas según la oficina del registro para no residentes en Colombia. Fuente de la información: WIPO.

Fuente de la información analizada:
[1] WIPO: World Intelectual Property Organization, WIPO IP Statistics Data Center. IPSTATS. Last updated: March 2015; Fecha de consulta: Mayo 21, 2015. WIPO statistics database.

sábado, 9 de enero de 2016

El camino a la OCDE está pavimentado de buenas intenciones

La estructura de la producción industrial y de las exportaciones de Colombia representan fielmente su sistema económico extractivista y semi agropecuario. La participación de las exportaciones de manufacturas decrece y actualmente es menor al 20 % del total; las exportaciones de manufacturas de alta tecnología corresponden a un poco más del 1 % del total de las exportaciones. La solicitud de patentes por parte de residentes en Colombia no supera actualmente la cifra de 5 patentes por millón de habitantes, que no solamente muestra una clara dependencia de la tecnología extranjera, sino que es casi insignificante al compararse con economías plenamente desarrolladas (ver Figuras 1 y 2).

La intención que motiva el borrador de la nueva propuesta de política de ciencia, tecnología e innovación (CONPES) es loable. Pero falla en sus instrumentos. La transición de la estructura económica actual basada principalmente en la explotación de recursos naturales a una centrada en la generación y uso intensivos de conocimiento y tecnología requiere realizar reformas integrales en educación, infraestructura, competitividad y fomento a la inversión del sector empresarial en CTI. Estas necesidades se han identificado y diagnosticado convenientemente a través de múltiples estudios en el país y se reflejan en las motivaciones y objetivos que condujeron a la creación y promulgación de la Ley 1286 de 2009 y a la reforma del sistema de regalías derivadas de la explotación de recursos naturales. Esta reforma incluyó la creación del Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación (FCTI) como parte del Sistema General de Regalías (SGR) mediante el Acto legislativo 05 de 2011, que es regulado posteriormente por la Ley 1530 de 2012.

Nada estructural se modifica con la nueva propuesta de política CTI del CONPES . No vale la pena seguir ilusionando con reformas de papel las expectativas de un cambio real en el modelo económico del país. En esto es preferible apostar a que se concreten el acuerdo de paz que se cocina en La Habana y los progresos que se realizan actualmente en infraestructura en el país. La CTI permanece por ahora como un canto de sirenas. 



sábado, 2 de enero de 2016

Vieja receta para una Colombia innovadora (o los Sistemas Nacionales de Innovación)

La promoción estatal para la adaptación e incorporación de tecnologías, la instauración de un sistema de formación y entrenamiento técnico, la disponibilidad de un sistema universitario para promover el desarrollo simultáneo de la docencia y la investigación y aportes teóricos, como el realizado por Friedrich List en 1841 [1, 2], entre muchos otros, le permitieron a Alemania encaminar su desarrollo industrial en una etapa temprana. List destacó el papel de lo que hoy se designa como capital intelectual (no simplemente el papel del capital físico) y la necesidad de un desempeño integral por parte de las instituciones de formación, entrenamiento y científicas; de difusión (hoy las llamamos de 'apropiación social del conocimiento') como museos y exposiciones especializadas; el aprendizaje interactivo entre usuarios y productores (el papel de los sistemas modernos de calidad); la acumulación de conocimiento; la adaptación de tecnologías importadas; la promoción de industrias estratégicas y la implementación de medidas de tipo fiscal. Opinó Freeman [5] que List describe los principales componentes estructurales de lo que mucho más recientemente en la década de 1990 se designa como Sistemas Nacionales de Innovación (SNI) [3, 4].

El enfoque de los SNI supera las limitaciones conceptuales del modelo lineal de interacción entre la ciencia y la tecnología, que ha sido atribuido tradicionalmente a V. Bush [6] pero cuyo origen nunca ha sido determinado. El modelo lineal considera que la innovación se inicia con la investigación básica, continua con la investigación aplicada, pasa luego al desarrollo y culmina con las etapas de producción y difusión. La estructura general de los SNI se presenta en la Figura 1 [7]; su enfoque y objetivos se dirigen al mejoramiento de las capacidades innovadoras del sector productivo. Para ello considera un sistema abierto de interacción entra la ciencia y la tecnología que desplaza la concepción implícita (unidireccional) del modelo lineal mencionado.

¿Es lo que queremos y no logramos arrancar en el país?

 Figura 1